El Bosque de los Susurros


Entre las sombras del Bosque de los susurros, en los linderos de Shadows Pine, donde los árboles parecían guardianes silenciosos de secretos antiguos, un grupo de amigos se aventuró en una noche de luna llena. La luminiscencia del suelo iluminaba débilmente el camino mientras Jake, Emily, Alex, Sophie y Daniel se adentraban en lo desconocido.

El sonido de las ramas crujientes bajo sus pies resonaba en la oscuridad, pero el murmullo de risas y bromas intentaba disipar cualquier sensación de inquietud. Alex, con su cámara siempre en mano, capturaba cada detalle, y Daniel revisaba constantemente su dispositivo de detección paranormal, recién adquirido.

A medida que avanzaban, las leyendas del bosque se volvían más tangibles. Jake guiaba al grupo hacia el corazón del bosque, donde se decía que la Dama de la Noche hacía su aparición. La luminiscencia se intensificaba, como si el bosque respondiera a la llegada de los intrépidos exploradores.

De repente, una figura etérea vestida de blanco se materializó entre los árboles. La Dama de la Noche, con su rostro velado por la oscuridad, caminaba con gracia, como si flotara sobre la tierra. Jake, fascinado por la visión, se adelantó, mientras los demás miraban con asombro.

Blanca, casi fosforescente, aquella presencia amenazante parecía no tocar el suelo y acercarse. A pesar de los miedos iniciales, el grupo no corrió en dirección contraria. Alex no dejaba de filmar a aquella criatura, en una mezcla de miedo y curiosidad.

La Dama de la Noche levantó la mano y señaló hacia una dirección específica. Sin decir una palabra, desapareció entre las sombras. Jake, sin dudarlo, llevó al grupo en la dirección indicada, guiándose por la luminiscencia que crecía en intensidad.

Los árboles parecían cobrar vida a su alrededor, susurros suaves y misteriosos llenaban el aire. Sophie, sintiéndose incómoda, pidió precaución al grupo, pero la curiosidad superaba cualquier temor. Daniel, con su dispositivo paranormal, registraba fluctuaciones en los campos de energía, alimentando aún más la emoción del grupo.

A medida que avanzaban, llegaron a un claro donde la luminiscencia alcanzaba su punto máximo. En el centro, descubrieron un antiguo círculo de piedras rodeado de símbolos místicos. En el centro, una luz brillante surgía de la tierra, revelando una inscripción: “Aquel que busca, encuentra”.

Alex, emocionado, capturó cada detalle con su cámara. Jake, inspirado por la atmósfera mágica, decidió romper la tensión. Extendió la mano hacia el centro del círculo de piedras. De repente, la luz se intensificó, envolviendo al grupo en un cálido resplandor.

El suelo tembló ligeramente, y las sombras de los árboles se retorcieron como si cobraran vida. La luminiscencia ahora era tan intensa que casi cegaba. De la luz emergió una figura etérea que parecía ser una versión más antigua y oscura de la Dama de la Noche.

Habló con una voz grave y aterradora, aunque en una lengua extraña que ellos no entendieron. Los árboles eran guardianes ancestrales de viejas tribus despojadas de sus tierras, los susurros eran las historias de aquellos que habían venido antes y la luminiscencia era la manifestación de la energía de los buscadores que habían sido devorados por el bosque.

Jake, Emily, Alex, Sophie y Daniel sintieron una profunda y tenebrosa sensación en la base del cuello. Si la historia escuchada era real, este era su ultimo día. Entonces corrieron. Corrieron tan rápido como pudieron, de repente, Sophie desapareció de la vista de los otros. Todos se detuvieron al mismo tiempo y la llamaron gritando su nombre. Pero Sophie había desaparecido.

Alex dijo de volver, pero nadie lo apoyó, sentía algo por Sophie y decidió volver al círculo de piedras, solo. Los otros decidieron esperarlo. De repente, un grito desgarrador les heló la sangre y al unísono, volvieron a correr. Corrieron unos minutos y lo que vieron delate de ellos, fue aterrador: Era el círculo de piedras, pero en medio, a ambos lados de la piedra central, encontraron los cadáveres despellejados de sus amigos. Aquella piedra central brillaba más que antes. La frase tallada había cambiado: “Aquel que quiere buscar, encuentra”.

El terror, dominando a los tres amigos vivos, los obligo a volver a correr. Corrieron hasta que se sintieron sin aliento. Solo para descubrir que estaban a unos pasos de aquel circulo de piedra, que brillaba aún más. Esta vez, eran tres los cadáveres despellejados, Daniel era el tercero. Jake y Emily se miraron y nunca habían notado que Daniel no estaba con ellos. ¿Qué hacer? Correr no era la solución. Entonces se entregaron a su suerte. Simplemente, se sentaron en el interior del círculo, esperando su destino. Entonces se volvió a escuchar la voz tenebrosa y esta vez entendieron lo que decía. La voz contó una historia de tribus perseguidas, olvidadas en el tiempo, que clamaban venganza. La venganza era severa, terrible, y consistía en despellejar a todo aquel que se adentrara en el bosque, y se atreviera a deshonrar el circulo sagrado.

Ambos chicos lloraron por sus amigos y por aquella tribu y esperaron su destino. Ambos sintieron el fuego en sus pieles y aquella dama apareció nuevamente, pero con un rostro horroroso. Los miró con ojos naranja intenso y el fuego ardió más. Su piel se separó entre estertores de dolor y la piel se quemó en el aire, dejando los cuerpos en el piso. La venganza se había consumado una vez más.

Nadie volvió al bosque en varios meses, los viejos de la ciudad conocían la historia y nunca habían hablado de ella. Cuando las historias no se cuentan, se repiten, y aquel circulo formado por miles de almas sedientas de venganza sabía que tarde o temprano, volvería a reclamar víctimas.

Pero, mientras el dolor los quemaba y justo antes de dar su ultimo respiro, los adolescentes vieron el mensaje de la piedra central, que había cambiado por última vez: “Aquel que quiere buscar, encuentra la muerte”.

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