Arcanum Obscuritatis – el Origen


El tomo prohibido conocido como Arcanum Obscuritatis se oculta en las sombras más profundas de la historia, apenas susurrado en los rincones más oscuros del mundo. Se dice que existen solo siete copias de este antiguo y maldito libro, cada una encerrando secretos que desafían toda comprensión humana.

Nadie sabe a ciencia cierta quién fue el autor del Arcanum Obscuritatis, pero existen ciertos relatos coincidentes de épocas antiguas. Algunos lo consideran una obra de pura ficción, mientras que otros creen que contiene conocimientos arcanos que podrían desencadenar el caos y la destrucción si cayera en las manos equivocadas.

Las pocas personas que han tenido la desgracia de cruzarse con el Arcanum Obscuritatis hablan en susurros temblorosos de las páginas llenas de símbolos crípticos y textos enigmáticos que parecen palpitar con una oscuridad sobrenatural. Se dice que aquellos que se aventuran a leerlo se sumergen en un abismo de locura y desesperación, atrapados en un laberinto de secretos oscuros del cual no hay escape.

Pero a pesar de su aura de misterio y peligro, el Arcanum Obscuritatis sigue siendo una tentación irresistible para aquellos que buscan el conocimiento prohibido y están dispuestos a arriesgar todo por desentrañar sus secretos. Y así, la búsqueda de las siete copias perdidas del libro maldito continúa, envolviendo a aquellos que se atreven a adentrarse en la bruma tenebrosa de lo desconocido en un torbellino de oscuridad y perdición.

El nombre completo del tomo, “Arcanum Obscuritatis - Murmura Obscura Regni Obliviati” (El secreto de la oscuridad - Oscuros Susurros de un Reino Olvidado), revela la naturaleza intrínsecamente ominosa y misteriosa de su contenido. Este libro es mucho más que una simple colección de páginas encuadernadas; es un compendio de horror, creado en eras olvidadas, cuyas palabras penetran en el alma y el corazón de quienes osan leerlo.

Cada página del Arcanum Obscuritatis está impregnada de una oscuridad que va más allá de la comprensión humana, cada palabra susurrada en susurros inquietantes que se arrastran bajo la piel y se enroscan alrededor del corazón del lector como serpientes venenosas. Aquellos que se aventuran a sumergirse en sus páginas encuentran sus peores temores materializados en tinta y papel, mientras el libro los arrastra a un abismo de locura y desesperación.

El Arcanum Obscuritatis es más que un simple tomo; es un testamento de la crueldad y la malevolencia que acecha en los rincones más oscuros del universo, una advertencia sombría de los peligros que esperan a aquellos que buscan conocimientos más allá de los límites de la cordura. Y mientras permanezca oculto en las sombras, su influencia siniestra seguirá extendiéndose, atrapando a aquellos que buscan su poder en un torbellino de oscuridad eterna.

La historia del Arcanum Obscuritatis se entrelaza con los antiguos callejones empedrados y las torres sombrías de la Italia del siglo XIV, una época marcada por la febril búsqueda de conocimientos ocultos y el ferviente deseo de desentrañar los secretos del universo. En medio de este escenario de alquimistas y eruditos, se dice que un hombre de renombre, Lucio Aurelius Corvus, se dedicó a la tarea de recopilar los secretos más oscuros y prohibidos en un tomo temido por muchos y deseado por pocos.

Este alquimista, cuya sed insaciable de conocimiento lo llevó a los rincones más sombríos de la ciencia oculta, comenzó a registrar sus descubrimientos y experimentos en las páginas del ominoso compendio. Cada palabra escrita con tinta oscura y cada símbolo grabado con precisión en las páginas del libro resonaban con un poder ancestral y una sabiduría antigua que iba más allá de la comprensión humana.

Se cuenta que Corvus, obnubilado por el ansia insaciable de conocimiento arcano y la búsqueda incansable de los secretos más oscuros del universo, dedicó décadas de su vida a desentrañar los misterios de las profundidades ocultas. Tanto fue su compromiso con su búsqueda, que se sumergió en las sombras del estudio y la experimentación, escribiendo los conjuros y hechizos prohibidos en las páginas del Arcanum Obscuritatis con una mezcla de tinta negra y su propia sangre.

Cada palabra que fluía de la pluma de Corvus llevaba consigo el peso de siglos de sabiduría prohibida y conocimiento arcano, cada símbolo grabado en las páginas del tomo resonaba con un poder ancestral que iba más allá de la comprensión humana. Con cada gota de sangre derramada, Corvus sellaba un pacto oscuro con las fuerzas del más allá, alimentando el poder del Arcanum Obscuritatis con su propia vida y alma.

El viaje de Lucio Aurelius Corvus lo llevó por los recovecos más oscuros y misteriosos de Europa, desde las antiguas calles de Italia hasta las tierras sagradas de Grecia, las selvas densas de Alemania y las vastas llanuras de España. En cada rincón del continente, buscó la sabiduría oculta y maldita que se escondía entre las sombras del mundo.

Durante sus viajes, Corvus aprendió de monjes eruditos, estudiosos de lo oculto y brujos antiguos, cada uno enseñándole un fragmento del vasto conocimiento arcano que había estado persiguiendo. Con cada nuevo maestro que encontraba, absorbía su sabiduría como una esponja, ampliando sus horizontes y fortaleciendo su comprensión de los secretos que se escondían más allá de la vista humana.

Para poder registrar estos nuevos conocimientos en el Arcanum Obscuritatis, Corvus se dedicó a aprender varios idiomas durante sus viajes. Desde el latín hasta el griego antiguo, desde el alemán hasta el español, cada lengua se convirtió en una herramienta indispensable en su búsqueda del conocimiento prohibido.

Con una determinación implacable, Corvus escribió cada conjuro, hechizo y secreto en las páginas del tomo maldito, mezclando las palabras de los antiguos maestros con sus propias reflexiones y descubrimientos. Cada palabra escrita era un tributo a los muchos lugares que había visitado y a las muchas lecciones que había aprendido en su camino hacia la oscuridad.

Y así, mientras viajaba por los rincones más remotos y peligrosos de Europa, Lucio Aurelius Corvus se convirtió en un testigo de los misterios del universo, un buscador incansable de la verdad última que dejaba su huella en cada página del Arcanum Obscuritatis. Y aunque el camino hacia la sabiduría estaba plagado de peligros y tentaciones, él estaba decidido a seguir adelante, enfrentándose a lo desconocido con coraje y determinación en su corazón.

En la que sería la última noche en un pequeño pueblo del sur de España, Corvus se encontró charlando con un parroquiano en una taberna sombría. Entre las conversaciones murmurantes y el tintineo de las copas, escuchó una historia que despertó su interés y avivó su sed de conocimiento.

El parroquiano habló de un viejo brujo que residía en las afueras del pueblo, un hombre anciano y misterioso que poseía un poder inmenso sobre las fuerzas ocultas del universo. Según los rumores, este brujo tenía la capacidad de curar o enfermar a las personas con palabras incomprensibles que resonaban con un poder antiguo y desconocido.

Intrigado por esta historia, Corvus decidió seguir la dirección indicada por el parroquiano y buscar al anciano brujo. Cuando finalmente lo encontró, quedó asombrado por la figura del anciano, cuyos ojos brillaban con una sabiduría milenaria y cuya presencia irradiaba un aura de poder y misterio.

El anciano se presentó como Elías, y afirmó haber vivido durante 132 años, recorriendo el mundo en busca de conocimientos oscuros y secretos antiguos. Corvus reconoció en él a un alma gemela, un compañero en su búsqueda incansable de la sabiduría oculta.

Con una determinación firme, Corvus se ofreció a pagar a Elías por enseñarle los secretos que había acumulado a lo largo de su vida. Y así, en las profundidades de la noche, bajo la luz titilante de las estrellas, comenzó la transmisión de conocimiento entre dos buscadores de la verdad, cada uno ávido de descubrir los secretos que aguardaban en las sombras del mundo.

Después de dos meses completos inmerso en el oscuro aprendizaje junto a Elías, Lucio Aurelius Corvus se preparó para partir hacia nuevas tierras, llevando consigo los conocimientos arcanos que había adquirido durante su estadía en la pequeña casa del anciano brujo.

Al despedirse, Elías le deseó a Corvus justicia y paz en su vida futura, sus palabras resonando con una mezcla de benevolencia y sombría advertencia. Sin embargo, en un susurro apenas perceptible, agregó una frase que hizo estremecerse a Corvus hasta lo más profundo de su ser: “Lo vas a necesitar”.

La oscura premonición de Elías resonó en la mente de Corvus mientras se alejaba de la pequeña casa y se adentraba en el camino desconocido que se extendía ante él. Aunque trató de desestimar el eco inquietante de esas palabras, una sensación de inquietud lo acompañó en su viaje, recordándole que el conocimiento arcano que había adquirido venía con un precio y una carga de responsabilidad que no podía ignorar.

Con el corazón lleno de determinación y la mente abierta a las posibilidades que aguardaban en el horizonte, Lucio Aurelius Corvus se dispuso a enfrentar los desafíos que le deparaba el futuro, sabiendo que el camino que había elegido seguiría siendo un viaje de descubrimiento y peligro en igual medida.

Después de su partida de la pequeña casa de Elías, Lucio Aurelius Corvus se entregó por completo a la tarea de registrar todo lo que había aprendido durante su entrenamiento en el Arcanum Obscuritatis. Durante 100 días completos, con sus noches, se sumergió en el mundo de la escritura, como si estuviera poseído por una fuerza oscura que lo impulsaba a plasmar cada palabra y símbolo en las páginas del tomo maldito.

Con cada día que pasaba, Corvus escribía con una intensidad y una urgencia que parecían salir de lo más profundo de su ser. A medida que las palabras fluían de su pluma, se dio cuenta de que mucho de lo que estaba escribiendo no había sido enseñado por Elías, sino que estaba ahí, en lo más recóndito de su mente, esperando ser liberado.

Cada página del Arcanum Obscuritatis se llenaba con los conocimientos antiguos y los secretos prohibidos que habían estado latentes en la mente de Corvus, esperando ser revelados al mundo. Y mientras escribía, sentía una conexión más profunda con el tomo maldito y con el poder oscuro que yacía en sus páginas, una conexión que lo atrapaba en un torbellino de misterio y fascinación.

Al final de los 100 días, Lucio Aurelius Corvus contempló el resultado de su trabajo con una mezcla de asombro y temor. Había dado vida a un compendio de conocimientos arcanos que trascendía su propia comprensión, un testimonio de la oscuridad que yacía en lo más profundo de su ser y de la vastedad del universo que había explorado.

Para proteger aquellas abyectas y malditas páginas, Corvus tomó tablas de madera y las ato a modo de cubiertas. Tan tenebroso y maldito era aquel contenido, que las maderas estallaron en llamas, pero sin quemas las páginas, intento apagar el fuego con sus manos desnudas, pero la piel se desprendía de sus dedos y palmas, quedando adheridas a las maderas carbonizadas. Al mirar sus manos, sorpresivamente, estas estaban bien y sanas, aunque veía su piel semi chamuscadas en aquel libro que nunca debió haber escrito. Finalmente, antes de colocarle un nombre, unas letras amarillas comenzaron a surgir en aquella madera quemada; “Arcanum Obscuritatis - Murmura Obscura Regni Obliviati”, sellando el destino del libro y su autor.

Con el Arcanum Obscuritatis completado y en su poder, Lucio Aurelius Corvus emprendió el difícil viaje de regreso a su Italia natal, hacia el pequeño pueblo de Sinistro que lo vio nacer. Sin embargo, este viaje de regreso no fue uno de júbilo y triunfo, sino uno marcado por la demacración, la debilidad y la constante sensación de que algo maligno lo seguía en las sombras.

Cada paso que daba hacia su hogar parecía estar marcado por una presencia ominosa que lo acosaba constantemente. Los susurros del viento nocturno parecían llevar consigo ecos de voces desconocidas, y las sombras que se alargaban en su camino parecían moverse de formas inquietantes, como si estuvieran vivas y lo observaran con malévola curiosidad.

El viaje de Corvus fue pesado y tenebroso, marcado por la fatiga y el hambre que lo consumían lentamente. A medida que avanzaba por los caminos solitarios y los bosques oscuros, la sensación de que algo siniestro lo seguía se intensificaba, llenando su corazón de una ansiedad creciente y un temor inexplicable.

A pesar de sus esfuerzos por mantenerse firme y continuar su marcha hacia el hogar que tanto anhelaba, Corvus no podía sacudirse la sensación de que algo oscuro y maligno lo acechaba en las sombras, esperando el momento oportuno para manifestarse y desencadenar el caos y la destrucción sobre su vida.

Y así, mientras avanzaba por los senderos desolados y los paisajes desolados hacia su tierra natal, Lucio Aurelius Corvus se encontró atrapado en un torbellino de miedo y desesperación, luchando por mantenerse en pie mientras la oscuridad que lo rodeaba amenazaba con devorarlo por completo.

Dentro de las páginas del Arcanum Obscuritatis, Corvus se encontró con una descripción detallada de un ser ancestral, diabólico y maldito, conocido como Archerontius. Esta figura, pintada con palabras que resonaban con una oscuridad insondable, despertó en Corvus una mezcla de fascinación y temor mientras leía sobre sus terribles hazañas y su morada en un lago perdido en las altas montañas.

Archerontius era descrito como un ser gigantesco, de piel gris verdoso que recordaba a las profundidades del océano, con ojos negros como la noche más oscura y llenos de una malicia sin límites. Sus garras, afiladas como dagas y del tamaño de espadas, eran capaces de destrozar la carne y el hueso con una facilidad aterradora, mientras que sus brazos musculosos y poderosos prometían una fuerza inhumana capaz de aplastar a cualquier oponente que se atreviera a desafiarlo.

Pero quizás lo más inquietante de todo eran sus pies, terminados en aletas que le permitían desplazarse con gracia y rapidez tanto en tierra como en el agua. Se decía que Archerontius habitaba en lo más profundo de un lago olvidado en las altas montañas, un lugar tan oscuro y siniestro que pocos se atrevían a acercarse a sus aguas turbias y embrujadas.

Corvus contempló estas palabras con una mezcla de asombro y terror, consciente de que había tropezado con algo mucho más oscuro y peligroso de lo que jamás había imaginado. Mientras su mente se llenaba de imágenes de este ser monstruoso acechando en las sombras, se preguntaba qué conexión tenía Archerontius con su propia vida y su destino incierto. ¿Sería este ser maligno una amenaza que enfrentaría en su viaje de regreso a Sinistro, o solo una figura más en las páginas del tomo maldito que lo había consumido por completo?

Con su salud deteriorándose cada vez más y su determinación fortalecida por el miedo y la urgencia, Lucio Aurelius Corvus tomó la decisión de poner fin al oscuro legado del Arcanum Obscuritatis. En una noche envuelta en sombras y con el corazón cargado de temor, decidió que el tomo maldito debía ser destruido, sin importar el precio que tuviera que pagar.

Con mano temblorosa y corazón pesado, Corvus arrojó el Arcanum Obscuritatis a las llamas danzantes de su hoguera, esperando ver cómo el fuego consumía las páginas llenas de misterios y secretos prohibidos. Sin embargo, para su horror, el libro se negó a arder. Por horas, permaneció en las llamas, resistiendo los embates del fuego con una resistencia que desafiaba toda lógica y comprensión.

A medida que las brasas ardientes se enfriaban y la noche avanzaba, Corvus observaba con creciente desesperación cómo el Arcanum Obscuritatis permanecía intacto, incluso frío al tacto, como si estuviera protegido por una fuerza oscura y sobrenatural que lo envolvía en su abrazo helado.

El alquimista se sintió abrumado por una sensación de impotencia y terror, consciente de que había despertado fuerzas más allá de su comprensión y control. ¿Qué poder oscuro habría protegido al tomo maldito de la destrucción? ¿Y qué consecuencias traería este fracaso en su intento desesperado por librarse del Arcanum Obscuritatis?

Con el corazón lleno de angustia y la mente turbada por el miedo, Lucio Aurelius Corvus se enfrentaba a una nueva realidad: una en la que la oscuridad y el misterio del tomo maldito se alzaban como una sombra amenazadora sobre su destino y su cordura.

Desesperado por liberarse de la influencia malévola del Arcanum Obscuritatis, Lucio Aurelius Corvus decidió tomar medidas extremas. Bajo la luz mortecina de la luna, se adentró en las profundidades de la tierra y enterró el tomo maldito, esperando que el abrazo frío y oscuro de la tierra pudiera contener la maldición que yacía dentro de sus páginas.

Con el corazón lleno de esperanza y temor, Corvus regresó a su hogar y se sumergió en un sueño intranquilo, plagado de pesadillas y visiones de horrores indescriptibles. Sin embargo, al amanecer, su despertar fue recibido con un terror aún mayor.

El Arcanum Obscuritatis, impoluto y perfectamente intacto, reposaba a su lado, como si alguna entidad de las profundidades de la tierra y el infierno hubiera desenterrado la maldición escrita en sus quinientas páginas y lo devuelto a la superficie para continuar su reinado de oscuridad y terror.

Corvus se encontraba ahora atrapado en una espiral de desesperación y desesperanza, consciente de que la maldición del Arcanum Obscuritatis era mucho más poderosa de lo que jamás había imaginado. ¿Cómo podría escapar de las garras de un mal tan antiguo y poderoso? ¿O estaba destinado a ser consumido por la oscuridad que había despertado con su búsqueda insaciable de conocimiento prohibido?

El Arcanum Obscuritatis se convirtió en una carga pesada y opresiva que Lucio Aurelius Corvus llevaba a cuestas, literalmente, atado con cuerdas de cáñamo a su espalda. Nunca más se separó de él; dormía con el libro junto a su cuerpo demacrado, caminaba con él siempre presente, como si fuera una extensión de su propia existencia. Con cada día que pasaba, su salud se deterioraba aún más, su cuerpo se volvía cada vez más delgado y su mente más atormentada por las sombras que acechaban en las páginas del tomo maldito.

Una mañana sombría y fría, un muchacho que llevaba los víveres una vez por semana encontró el cuerpo de Corvus tirado a los pies de su cama, sin vida. Sus ojos, vacíos y sin brillo, parecían testigos de horrores pasados y presentes, fijos en un punto distante que solo él podía ver. Su boca, sellada en un grito eterno de horror, como si intentara manifestar el terror de siglos en un solo alarido. Sus manos, ahora garras retorcidas en posición de defensa, como si hubiera luchado desesperadamente contra una bestia feroz que solo él podía ver.

Así llegó a su fin la vida de Lucio Aurelius Corvus, en la oscuridad de su morada solitaria, envuelto en el abrazo helado del Arcanum Obscuritatis. Lo encontraron el día en que habría cumplido 40 años, pero su partida marcó el final de una búsqueda obsesiva de conocimiento prohibido y el comienzo de una leyenda oscura que perduraría en los susurros de los que se atreverían a recordar su nombre.

El destino del Arcanum Obscuritatis, una vez que la vida de Lucio Aurelius Corvus llegó a su trágico final, se sumió en la oscuridad de la incertidumbre y el misterio. El tomo maldito desapareció sin dejar rastro, como si se hubiera desvanecido entre las sombras de la noche, dejando a su paso una estela de preguntas sin respuesta y especulaciones inquietantes.

Se dice que el libro fue tomado por manos desconocidas, tal vez el mismo muchacho que encontró el cuerpo de Corvus, el sepulturero que lo enterró en su tumba solitaria, o algún vecino curioso que se adueñó de las escasas pertenencias del difunto al partir. Cada versión de los hechos ofrece una nueva teoría sobre quién pudo haberse apoderado del tomo maldito, pero todas coinciden en un punto crucial: cada copia del Arcanum Obscuritatis es idéntica al original, como si el simple acto de copiarlo lo convirtiera en una réplica perfecta, incapaz de ser distinguida del verdadero.

La leyenda del Arcanum Obscuritatis perdura en los susurros de los que se atreven a recordarla, envuelta en un aura de misterio y terror que trasciende el tiempo y el espacio. ¿Quién posee ahora el tomo maldito y qué secretos oscuros y prohibidos yacen entre sus páginas? Solo el tiempo y el destino lo dirán, mientras el libro continúa su viaje a través de las sombras, esperando encontrar una nueva víctima que caiga bajo su influencia ominosa y despierte los horrores que yacen ocultos en su interior.

Se sabe de la existencia de seis copias del Arcanum Obscuritatis: están, casualmente en las bibliotecas de seis universidades: Biblioteca Widener - Universidad de Harvard; Bodleian Library - Universidad de Oxford; Biblioteca de la Universidad de Tokio; Biblioteca de la Universidad de Melbourne; Biblioteca Jagger - Universidad de Ciudad del Cabo y Biblioteca de la Universidad de São Paulo. Quien llevó estas copias a estas bibliotecas, es un misterio. Pero el detalle de todas es que fue un hombre, que no quiso dar su nombre, en un lapso de 10 años. Es mas que evidente que todas estas, son copias del original y que este anónimo poseedor, se encargo de copiarlo y llevarlo por el mundo.

La existencia de las seis copias del Arcanum Obscuritatis dispersas en prestigiosas bibliotecas universitarias de todo el mundo plantea un enigma intrigante y aterrador. ¿Quién era el misterioso hombre que las llevó a estas bibliotecas en un lapso de 10 años, y cuál era su propósito al difundir el tomo maldito por el mundo?

Aunque la identidad del portador y la ubicación del tomo original siguen siendo un misterio, la presencia de estas copias es un recordatorio ominoso de que el mal contenido en el Arcanum Obscuritatis sigue acechando en las sombras, esperando su momento para desatar su influencia corruptora una vez más. Hay miles historias de la posible existencia de más de un ejemplar, provocando terribles designios a quien lo lee…

Pero esa es otra historia…

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