Una noche tormentosa, cuando los rayos iluminaban el cielo y
el viento aullaba a través de las calles desiertas, los oficiales del
destacamento de Ravencrest trajeron un cuerpo sin vida al hospital. La persona
había sido encontrada en las afueras de la ciudad, y su muerte era un enigma
para todos. El Dr. Thorne, con su mirada fría y su mente analítica, se dispuso
a descubrir la verdad detrás de este misterioso fallecimiento.
El cuerpo no presentaba ninguna herida, hematoma, golpe ni
nada más que unos pinchazos o cortes diminutos alrededor de su boca, abierta en
una sombría mueca de terror, el forense notó algo inquietante en los ojos del
difunto: un destello de horror y desesperación que parecía desafiar toda lógica
y razón; y las manos, engarrotadas por el rigor mortis. ¿Qué había presenciado
esta persona antes de su muerte para dejar tales huellas en su cuerpo? El Dr.
Thorne se propuso descubrirlo, adentrándose en un oscuro laberinto de secretos
y misterios que amenazaban con consumirlo.
Su investigación lo condujo por los pasillos sombríos y
polvorientos del hospital, hasta llegar a los registros antiguos y
polvorientos. Allí descubrió un patrón escalofriante: cada 12 años, en la misma
fecha fatídica, tres individuos eran encontrados en el mismo estado
espeluznante que había encontrado esa noche. Este oscuro ciclo se había
repetido durante los últimos 144 años, sumiendo al lugar en un aura de misterio
y terror insondables. Con el presentimiento de que más tragedias acechaban en
la oscuridad de la noche lluviosa, el Dr. Thorne se preparó para enfrentarse a
un enemigo mucho más antiguo y siniestro de lo que jamás había imaginado.
Antes del alba, dos cuerpos adicionales llegaron a la morgue en condiciones similares. Decidido a desentrañar el misterio, el Dr. Thorne recurrió a una fuente de conocimiento ancestral: la Ebonwood Library, ubicada en la antigua Nightshade University, donde había cursado sus estudios. Conocía bien los oscuros secretos que albergaba esa biblioteca, incluida una sección prohibida que guardaba antiguos relatos de Ravencrest.
Al finalizar su turno, en lugar de dirigirse a descansar, se
encaminó hacia la biblioteca. Sin perder tiempo, se sumergió en la sección de
libros ocultos, recorriendo los anaqueles cubiertos de polvo en busca de
respuestas. Entre los volúmenes olvidados, descubrió un antiguo tomo que
recopilaba recortes de periódicos. En sus páginas amarillentas, encontró un
artículo de hace 96 años que narraba el macabro hallazgo de tres cuerpos en una
noche lluviosa, cada uno sin signos aparentes de violencia. Todos fueron
catalogados como "muertes sospechosas por animal desconocido",
dejando a las autoridades desconcertadas y a la ciudad sumida en el miedo.
A medida que profundizaba en su investigación, el Dr. Thorne
se encontró con antiguas leyendas y rumores que hablaban de criaturas
ancestrales acechando en las sombras de Ravencrest. Seres de pesadilla que se
alimentaban de la angustia y el sufrimiento humano, esperando pacientemente el
momento adecuado para volver a surgir y reclamar lo que les pertenecía.
Uno de los recortes de un antiguo pasquín amarillista,
contaba acerca de una leyenda que podría explicar esos hechos aberrantes. Aquel
recorte contaba de un testigo que había visto algo, 12 años antes. Contaba que
en las profundidades de la oscuridad, acecha una entidad vil y perversa
conocida como el Devorador de Almas. Su cuerpo es una amalgama retorcida de
sombras y huesos, envuelto en un manto de oscuridad que se retuerce y se
contorsiona como si estuviera vivo. Sus ojos son dos abismos sin fondo, que
emiten un fulgor fantasmal en la noche. Sus garras son afiladas como cuchillas,
capaces de desgarrar la carne y el alma por igual.
Pero es su boca lo más aterrador. Una caverna oscura llena
de dientes afilados y retorcidos, como agujas de obsidiana, que gotean con un
líquido oscuro y viscoso. Cuando se abre, emite un susurro siniestro que hiela
la sangre y paraliza el alma. Es a través de esta boca que el Devorador de
Almas se alimenta, succionando las energías vitales de aquellos que se cruzan
en su camino.
Su presencia es anunciada por un frío intenso y una
sensación de terror indescriptible que se cierne sobre sus víctimas. Aquellos
que tienen la desgracia de encontrarse cara a cara con el Devorador de Almas se
enfrentan a una agonía inimaginable mientras su ser es arrastrado hacia la
oscuridad, su alma siendo consumida lentamente hasta quedar reducida a nada más
que un eco vacío en el abismo eterno.
Con cada paso que daba hacia la verdad, el forense se
adentraba más en la oscuridad, enfrentándose a fuerzas que desafiaban toda
comprensión y lógica. Pronto, se dio cuenta de que no solo estaba lidiando con
la muerte de tres individuos, sino con algo mucho más antiguo y aterrador: el
despertar de un mal que había acechado en las sombras de Ravencrest durante
siglos.
En su lucha por desentrañar el misterio, el Dr. Thorne se
vio obligado a enfrentarse a sus propios miedos y debilidades, descubriendo
verdades perturbadoras sobre sí mismo y el oscuro legado de su ciudad natal. En
un desesperado intento por salvar a Ravencrest de la oscuridad que la
amenazaba, el forense se vio arrastrado hacia un enfrentamiento final con el
mal antiguo que acechaba en las sombras.
Pero entendió que sería imposible descubrir aquella criatura
infernal, ya que desparecia por 12 años. ¿Logrará el Dr. Thorne desentrañar el
misterio antes de que sea demasiado tarde, o sucumbirá ante las fuerzas que
amenazan con consumirlo? Solo restaba esperar 12 años para lograr descubrir esta
oscura y terrorífica historia de misterio y horror en las sombrías calles de
Ravencrest.
Continuará.
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